Nico Sappia, el pionero del roller freestyle en Argentina
“Es una de las disciplinas más complejas para aprender y más completas para practicar, tanto en lo psíquico como en lo físico. Trabaja mucho tu desarrollo personal. Expone tus fortalezas y tus debilidades; muestra las frustraciones y las motivaciones. Te empodera”, afirma sonriendo Nico Sappia, el destacado influencer y pionero del roller freestyle en el país.
Se trata de un experto en patinaje en línea, que creó la primera escuela profesional de freestyle slalom en Argentina. “En 2011, viajé a competir con los mejores patinadores del mundo en París. Al regresar, surgió la idea de fundar para transmitir toda esa experiencia”, confiesa el vecino del barrio porteño de Belgrano, que posee 47,4 mil seguidores orgánicos en @nico.sappia y más de 101 mil en @roller_nm
Con base principal en la zona de El Rosedal de Palermo, Nico, enseña en forma presencial y online, junto a su equipo, diversas disciplinas de patinaje, cómo fitness, slalom, freeskate y saltos. “Tenemos un slogan que nos identifica: rollear es libertad”, puntualiza el experto que obtuvo 9 campeonatos y 14 medallas en freestyle.
Feliz con su presente profesional, el talentoso “rollerman” cuenta que el patinaje freestyle es una actividad saludable, divertida y social que se disfruta con amigos o solo. Se patina a un propio ritmo para disfrutar el paisaje, o se patina en grupo y a mayor ritmo. “El patinaje es una excelente manera de explorar nuevas áreas y descubrir nuevas zonas de la ciudad”, asevera Nico.
En ese sentido, el influencer de 38 años, cuenta que, desde hace 12, organiza eventos recreativos. “Como nos gusta innovar, marcamos tendencia en la sociedad”, asegura Nico refiriéndose a las clases magistrales de frenadas, a la iniciación al mundo del patinaje y al salto en valla y rampa.
ERA EMPLEADO DE UNA GRÁFICA Y DESCUBRIÓ EL PATINAJE EN FORMA CASUAL
Nico Sappia descubrió el patinaje en línea a los 22 años en forma casual. Porque ir a bailar se había tornado una actividad aburrida. Entonces, decidió explorar otros ámbitos, junto a un amigo. “Un día fuimos a tomar algo en el sitio recreativo de Perú Beach. Cuando nos estábamos yendo, vi a unos chicos que estaban jugando un partido de hockey con rollers. Sinceramente, quedé fascinado por la habilidad en cómo lo hacían. Al punto que, mirando a mi amigo, le dije: ‘¿Qué onda con esto? Podemos comenzar a patinar’. De allí surgió la idea de comprarme unos rollers, sin saber nada al respecto. Tomé coraje y arranqué a practicar”, rememora.
El entusiasmo duró un santiamén. Ya que su amigo se fue a vivir a Córdoba y Nico archivó los rollers. Fundamentalmente, porque a él no le gustaba “rollear” solo. Sin embargo, luego de la rehabilitación se acercó hasta El Rosedal, alquiló patines y se volvió a enamorar de la actividad. “Regresé a casa y dije: ‘quiero aprender a patinar’. También reflexioné: ‘¿Cómo pude dejar pasar tanto tiempo, algo que deseaba?’. Lo tomé como un aprendizaje de vida: ‘no hay que esperar a nadie para arrancar algo’. Muchas veces anclamos eso y dejamos pasar oportunidades por esperar a alguien”, admite el experto que, en octubre de 2009, empezó a patinar en soledad.
En esa época, Nico Sappia era empleado en una gráfica.Antes de ir al local, de 7 a 8 de la mañana, pasaba a rollear por Parque Saavedra. Dice que lo hacía bien temprano “para que nadie me viera, porque me daba vergüenza”.
Cuando la fue perdiendo y ganando confianza, el influencer empezó a concurrir los domingos al circuito de El Rosedal. Allí se pasaba horas viendo a un grupo que hacía slalom (modalidad de patinaje en línea que consiste en realizar distintos trucos sobre filas de conos sin tocarlos).
En un determinado momento, una joven que estaba en el lugar, percibió su interés y lo presentó a un grupo que estaba instruyendo a patinadores. “En la primera clase, me enseñaron un poco de técnica y a frenar. En la segunda, ya estaba ayudando a los instructores, porque ya venía patinando por mi cuenta. Tiempo después me reencontré con la chica que me había acercado y le agradecí porque me había cambiado la vida”, reconoce Nico, que de inmediato, se sumó a una comunidad de roller lovers: “Patín en línea”, cuyos integrantes hacían recorridos urbanos.
Hasta que se enteró de que había una competencia internacional de freestyle slalom en Argentina (actividad deportiva incipiente en Latinoamérica, por entonces). Ni lerdo ni perezoso, luego de disfrutar como espectador, Nico tomó una decisión: “quiero competir en la edición de 2010”.
Faltando once meses para la contienda, se puso a ver videos y a desarrollar una intensa rutina de entrenamiento. Como no había profesores calificados, “me convertí en autodidacta del freestyle”, afirma Sappia destacando que, rápidamente se sumó a “Freestyle BA”, una comunidad que se dedicaba a difundir la disciplina y a viajar por el interior del país para efectuar demostraciones, clínicas y clases.
Luego llegaron los sponsors, las competencias locales, los premios y hasta una presentación en el programa de ShowMatch. “La gente pasaba por El Rosedal y me buscaba. A decir verdad, no esperaba que, en solo once meses, hubiera llegado tan alto”, revela orgulloso.
El prestigio, los pergaminos y la preparación, hicieron que Nico subiese a un avión y viajase a competir a París, nada más y nada menos. “Recorrí Francia patinando y tomando clases, durante 15 días. Mi sueño era viajar a Europa a los 30 años y terminé haciéndolo a los 26. Encima todo pago, en un deporte que estaba arrancando”, reseña el rollerman que vivió una experiencia fascinante y regresó motivado al país.
La motivación fue tan descomunal que, apenas terminó de desempacar las valijas, Sappia fundó NM, la primera escuela profesional de freestyle slalom en el país. “El emprendimiento surgió el 25 de septiembre de 2013 en El Rosedal. Compramos los conos y empezamos a dar clases. Prácticamente, no se requirió inversión. Los alumnos fueron apareciendo en el lugar. Por entonces, cobrábamos $ 160 la clase”, puntualiza tomándose la cara.
En 2020, con la aparición de la pandemia, su espíritu emprendedor se vio paralizado. Los temores aparecieron por doquier. Sobre todo, porque su dinámica de negocio era al aire libre. Pero como previamente había armado el equipo de profesores, a Nico se le encendieron dos lamparitas: armar tutoriales y pergeñar una escuela de patinaje virtual, a la que bautizó “Aprender patinando”. Esto último sufrió diversos cuestionamientos de la gente que quería inscribirse. Sin embargo, le fue demostrando que en esa inesperada coyuntura se podía adquirir conocimientos virtuales de patinaje. Fundamentalmente, porque él se había perfeccionado en la soledad de su departamento.
En la actualidad, el emprendimiento acaba de cumplir 12 años. Desde su fundación, Nico y su equipo han capacitado entre 6 y 8 mil alumnos. “Hoy tenemos 13 sedes, con proyección de seguir creciendo, y una concurrencia mensual de más de 600 alumnos presenciales, virtuales, convocatorias de masterclass y eventos mensuales”, manifiesta.
Según el pionero del roller freestyle, el ochenta por ciento de sus alumnos son mujeres. “La de mayor edad que le di clases tenía 69 años. Lo hizo pese a la negatividad familiar. Hoy lo está disfrutando”, asegura sonriendo.
Para iniciarse en la disciplina, no hay recomendaciones de edad. El experto sugiere que “se puede desde los 3 años hasta lo que dé el cuerpo. Por supuesto que, cada persona debe recibir asesoramiento y antes de subirse a los patines debe utilizar protecciones, como coderas, rodilleras y casco. Lógicamente que, a cierta edad, hay que tener ciertos cuidados”.
HIZO VARIOS TRABAJOS, HASTA QUE SE CONSAGRÓ LÍDER DEL ROLLER FREESTYLE
Nico Sappia nació en el barrio de Núñez, tiene 38 años y es hermano de dos mujeres. Para sorpresa de su familia, abandonó la secundaria, mientras cursaba cuarto año en una escuela industrial. Trató de estudiar a distancia y hacer un secundario acelerado, pero no funcionó. Quiso ser futbolista y hasta se probó en River, pero la familia se lo impidió.
Viendo todo esto, su madre que había quedado desempleada, le ordenó: “¿estudiás o trabajás?”. El ultimátum lo dejó sin opción y se puso a trabajar. Así fue que pasó por un cibercafé, luego por un MacDonalds, hasta que recaló en un restaurante familiar, en la ciudad de Pinamar. Este local trabajó durante tres temporadas veraniegas. Desde los 13 hasta los 16 años. A los 15, se hizo gamer (videojugador), actividad que realizó durante casi una década. Entre los 26 y 27 años, incursionó en el póker profesional. “Jugaba en los primeros niveles de póker, hasta que luego comencé a enseñar. A los novatos le daba instrumentos para que se destaquen en los juegos”, cuenta Nico señalando que era la época en la que se desempeñaba como empleado de una gráfica.
“Gracias a la gráfica y a mi habilidad de atender a la gente, pude hacerme tiempo para mirar cientos de videos de patinaje y freestyle, que luego me sirvieron para aprender a patinar y a dedicarme plenamente a esta actividad”, remarca.
Como influencer reconocido en el país y parte de Latinoamérica y Europa, Nico Sappia continúa proyectando con su misión y su visión con respecto al mundo del roller. “Mi idea es llevarlo a otro nivel, para que pueda llegar a más personas y, de esa manera, el deporte se convierta en un estilo de vida. Apuntando también a colaborar o a crear una ONG, para llegar a barrios más carenciados y darles herramientas a los chicos para que aprendan a patinar”, concluye el experto destacando que su mediato desafío es continuar formando instructores en el interior del país.
Para saber más sobre el influencer y pionero del roller freestyle, visitá su web nicosappia.com o consultá las IG @nico.sappia @roller_nm