Javier Miranda: “Con esta obra quedamos en la historia, este es el primer estadio de Sudamérica que tiene un anillo de Pantalla LED”

Comenzó hace una década cuando cerró su imprenta y se dedicó a importar pantallas de LED desde China. Hoy las fabrica en el país y acaba de marcar un hito: instalar 335 metros de Pantalla LED en el Estadio Madre de Ciudades en Santiago del Estero, para la inauguración del Mundial Sub-20.

A Javier Miranda (49) no lo asusta ningún desafío. Por eso cuando el gobernador Gerardo Zamora le propuso “embelesar el estadio Madre de Ciudades con un anillo de led”, no dudó un segundo. Tomó el primer vuelo desde Buenos Aires y se puso manos a la obra. Y ayer, a las 17 horas, su obra deslumbró al mundo. En Santiago del Estero se realizó la inauguración del Mundial Sub-20 -previo al triunfo de Argentina ante Uzbekistán por 2 a 1- y el trabajo de Javier, brilló con luz propia.
“Fue algo maravilloso. Yo que soy un amante del fútbol, jamás imaginé que iba a ser el elegido o el encargado de llevar adelante una obra que sin dudas va a quedar en la historia porque es el primer estadio de Sudamérica que tiene un anillo de pantalla de LED”, confiesa Javier emocionado. Porteño desde la cuna, este empresario argentino hace años que la viene peleando y es un ejemplo de lo que les toca vivir a cientos de pymes en el país. Porque Miranda se fundió, se reinventó de manera casi milagrosa, y hoy le da trabajo a más de 80 personas en Buenos Aires y próximamente a 30 en Santiago.

CORAZON DE LEÓN. Nació el 9 de octubre de 1973, en el seno de una familia argentina de clase baja. Hijo de Teresa (ama de casa), y Roberto (empleado en una empresa que se dedicaba a la venta de repuestos de autos), los primeros años de su vida los pasó en el barrio de Congreso. Pero cuando sus papás se separaron, él y sus cuatro hermanos se tuvieron que mudar a la casa de sus abuelos en Villa Tesei, en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires.
Como la plata en casa no sobraba, desde muy chiquito tuvo que salir a trabajar. “Mi primer recuerdo de esa infancia llena de carencias se remonta a cuando tenía once años. Volvía de la escuela, pasé por la vidriera de un negocio y quedé deslumbrado por unas zapatillas Topper color celeste. Para comprarlas, hablé con mi tío Raúl y me fui a trabajar con él a su verdulería. Laburé un mes entero y con mi primer sueldo le di algo de plata a la vieja… ¡y me compré mi primer calzado nuevo!”, rememora el hombre que impuso la moda (como se lo puede ver en varias fotos) de usar la zapatilla derecha de un color y la izquierda de otro.
Lo cierto es que desde ese momento nunca más dejó de trabajar. Lo que siguió fue una aventura con un grupo de amigos: alquilar un carro y un caballo para juntar botellas, papel, cartones: todo lo que se pudiera vender. Pero las aventuras de Tom Sawyer se terminaron a los 13, y la necesidad era tan grande que decidió abandonar el colegio para ponerse a trabajar de lunes a sábado en una imprenta. Ese, terminaría siendo el oficio que lo iba a acompañar durante varios años de su vida.

EL LLAMADO DIVINO. Por la vida de Javier pasaron decenas de trabajos y proyectos personales. Hasta que en el año 2000 conoció a Jessica Salomón y armaron la imprenta Uno Gráfica. Pero el contexto de país no ayudaba y a la pareja le llovían los cheques rechazados: “Tuvimos que mudarnos veintidós veces porque no podíamos pagar el alquiler”, recuerda. La primera señal de alivio y alegría fue la llegada de sus hijas las mellizas Ornella y Berenice que nacieron en junio de 2013. En ese momento, casi en forma mágica, recibieron el llamado divino: “Sonó el teléfono y del otro lado de la línea una persona de General Villegas (500 kilómetros de Capital Federal), me pidió cotización por una pantalla de LED. Investigué de que se trataba, le pasé un precio, se la vendí, gané mucha plata, y ahí le dije a Jessica: ‘Cerramos la imprenta: ¡a partir de hoy somos Grupo Uno LED!’”.

Una década después de aquella primera venta, muchas cosas cambiaron en la vida de Javier. Su empresa tiene 80 empleados y se convirtió en la más grande de Argentina en ese rubro y una de las más importantes de Sudamérica. En el 2016, junto a otro socio, Juan Pablo Bastero (40), armaron Nexos Trading y hoy son los mayores distribuidores de pantallas LED y tecnología pensada para las iglesias evangélicas en el mundo. Con Grupo uno LED llevan instaladas más de 1.400 pantallas en toda Argentina; y con su otra empresa, equiparon a casi 900 iglesias en once países. Miranda se separó de Jessica en 2019 y formó pareja con Celeste (mamá de Thiago de 10 años), pero aquella sociedad que armó con la mamá de las mellizas, se mantiene inquebrantable.

Y en el año 2022 en la Expográfika que se realizó en el Centro Costa Salguero, Javier se cruzó por primera vez con el gobernador Zamora, quien lo invitó a Santiago para proponerle un proyecto faraónico: hacer que su provincia sea la luz del mundo. “Gerardo creyó en nosotros –arremete Miranda- y nos adoptó. Yo entiendo poco de política pero siento que es una persona con una visión moderna y muy diferente a la mayoría. Uno de mis sueños era conocer a alguien importante que valore el trabajo que hacemos. Y ese fue lo que sentí cuando conocí al Gobernador”.

Hoy, Grupo Uno LED desembarcó en Santiago del Estero y en el mes de junio abrirá las puertas de una nueva sede que le va a dar trabajo, en esta primera etapa a treinta personas, y en seis meses a más de cien. Parte de ese grupo –sumado a otro que llegó desde Buenos Aires- formaron ese equipo de 26 titanes que trabajaron durante ocho días sin parar, para poder terminar el anillo de LED que hoy rodea al estadio Madre de Ciudades. En total se instalaron 335 metros de pantalla que fueron construidos íntegramente en Argentina.
En uno de los palcos principales, y luego de disfrutar del triunfo en el debut del equipo de Javier Mascherano, Miranda cierra esta nota con un mensaje esperanzador. “Aunque no estemos pasando por nuestro mejor momento como país, esto que hicimos es una muestra cabal de que cuando hay voluntad y decisión se pueden hacer cosas maravillosas. Yo empecé importando pantallas y cuando se complicó el tema de traer cosas desde el exterior, me puse a fabricarlas. Exportamos a países vecinos y conseguimos ser competitivos con los precios y con la calidad. Es más: ¡mejoramos la calidad de cualquier país de Asia! Cuando los argentinos nos unimos, como pasó con la Selección, podemos ser Campeones del Mundo en todo lo que nos proponemos”.
