«Cardenio», de William Shakespeare, se representará por primera vez en Buenos Aires

Se estrena una obra perdida de Shakespeare basada en un personaje de «El Quijote» a 400 años de ambas muertes, se presentará en el Teatro 25 de Mayo desde el 10 de Septiembre, los sábados y domingos a las 20 horas,  con las actuaciones de Arturo Bonín, Felipe Colombo, Talo Silveyra y elenco. Entradas generales $150 – Precio a Jubilados $100.-

Traducida, adaptada y dirigida por Patrico Orozco, “CARDENIO”, la comedia perdida de William Shakespeare y John Fletcher, está basada en el personaje de “El Quijote”. Cuenta la historia del desencuentro amoroso del joven Cardenio y la bella Luscina a causa de Fernando, hijo del Duque y pretendiente de Dorotea.
Estas jóvenes parejas y sus padres, verán como sus destinos se cruzan en una obra llena de humor, pasión y mucha música.

Sobre la obra

La obra original: Cardenna / Cardenno

The Bodleian Library en Oxford tiene registros de la obras que Shakespeare presentó en la Corte durante el invierno de 1612. Entre ellas hay una intrigante referencia a una obra de teatro llamada Cardenna. En otro de estos registros, se establece que más actuaciones de Cardenno tuvieron lugar para la Monarquía en junio de 1613 en una actuación especial en Greenwich.

¿Cómo se perdió la obra?

El 29 de junio 1613 el teatro The Globe se incendió y es posible que Cardenna se perdiera en las llamas.
Si muchas de las obras de Shakespeare no se hubieran publicado en su versión de Quarto, se hubieran perdido la mitad de las mismas, incluyendo Noche de Reyes,
La Tempestad, Antonio y Cleopatra y Macbeth.

En septiembre de 1653, Humphrey Moseley, un editor, registró un número de obras que incluye a una llamada “Cardenio” escritas por Fletcher y Shakespeare.
Esa es la primera evidencia de que al menos un ejemplar, efectivamente, había sobrevivido al fuego del teatro.

En 1666, durante el Gran Incendio de Londres, las librerías almacenaron a toda prisa todos sus libros, sus guiones y sus acciones en una bóveda de piedra en la Capilla de la Santa Fé, ubicada bajo la catedral de San Pablo.
Durante el incendio, los seis acres de plomo que constituían el techo de la Catedral se fundieron y se derramaron a través del techo de la Capilla.
Los documentos allí guardados se prendieron fuego y ardieron durante dos semanas y todo ese material quedó hecho cenizas. ¿Fue este el fin de la obra Cardenio?

La Doble Falsedad: Aparece un manuscrito de Cardenio

No tenemos ninguna evidencia adicional de un manuscrito de Cardenio hasta 1727. Lewis Theobald, un editor de Shakespeare, presentó una obra en el Drury Lane Theatre llamada “La Doble falsedad” que tiene como protagonista a Cardenio, y a todo el resto de los personajes presentes en el Quijote.

Theobald dijo que esta obra estaba basada en las anotaciones que el apuntador John Downes había hecho de una obra perdida escrita por William Shakespeare.
Las anotaciones del apuntador nunca se encontraron.

Shakespeare y Cervantes

No es casual que los máximos exponentes de la lengua inglesa y española hayan sido contemporáneos. Es que el siglo XVI descubre al sujeto.
A partir de la imprenta, el hombre se da cuenta de que no es un engranaje puesto en funciones dentro de una maquinaria divina, sino que es un sujeto.
En este sentido, tanto Cervantes como Shakespeare aparecen como emergentes de este nuevo enfoque poniendo en primer plano al hombre, sus circunstancias y emociones, desnudando de alguna manera, el alma humana.

Se dice que Cervantes escribió la primera novela, género que siempre hace pie en un sujeto, y en algún sentido, que también escribió la última.
En el Quijote encontramos todo.
La primera parte está muy ligada con toda la novela del siglo XIX por el cuidado del verosímil y la realidad; y la segunda parte, una auténtica maravilla, es la génesis de todo lo que se ha escrito en el siglo XX.
El Quijote es una novela absolutamente vigente, que hasta tiene un germen en un monólogo de Sancho, cuando tiene que salir a buscar a una dulcinea que no existe, de la escritura que más adelante toman Joyce y Virginia Woolf.

Cuando hablamos de William Shakespeare no estamos hablando de una obra cumbre sino de muchas obras. No de un universo sino de un verdadero catálogo de personajes en los que se describe de manera aguda, precisa y poética, el alma humana.

Harold Bloom, el gran crítico y ensayista norteamericano, suele decir que “vivir es actuar guiones de Shakespeare”. Es que Shakespeare desplegó todas las posibilidades de la conducta humana en su obra y después nosotros las actualizamos con nuestras vidas. De ahí su vigencia.

En la obra de Shakespeare está concentrado todo el teatro, se podría decir que ha sido un autor crisol,  ha incluido todo el teatro de la antigüedad y todo del futuro. Están los griegos, los autores del medioevo y también está el teatro del realismo, del naturalismo y del mundo absurdo que se desarrollaría en el futuro. Es un autor que contuvo todos los procedimientos escénicos. A veces en forma de una línea pequeña, pero contiene lo que después se proyectará como teatro o literatura dramática del futuro.

Hay puntos en común en la obra de ambos autores, como el abordaje de los temas relacionados con el honor, los mandatos, los celos. Los moros también están presentes en la obra de ambos, recordemos que Othello, moro de Venecia, tiene como contrafigura a Iago, nombre que deviene del Sant-iago, en este caso, Santiago de Matamoros. Asimismo, el narrador del Quijote no es otro que Cide Hamete Benengeli, un moro.

Es muy probable que Shakespeare haya leído la primera parte del Quijote, ya que Shelton, un irlandés, la tradujo en 1607 “por pedido de un amigo dramaturgo” y luego la editó en 1612. Además, no nos olvidemos que Fletcher, su colaborador en Cardenio, leía y hablaba español.

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