Descubriendo Lo de Claudio un lugar mágico para salir en Mar del Plata
Salir a comer es una experiencia social, es aquí que muchas veces surge la pregunta… ¿Adónde vamos?
Hoy en día podemos encontrar muchos lugares para comer “a puertas cerradas”, las ofertas son variadas y los lugares interesantes.
En Mar del Plata, hace ya dos años, surgió “Lo de Claudio” un lugar mágico desde el mismo momento que llegas.
No se trata de un lugar común y corriente, allí todos los detalles cuentan al máximo, desde que llegas te encontras con buenas obras de arte, actuales y clásicas que no paras de mirar y admirar.
Enseguida te recibe Claudio, un anfitrión con años de experiencia y que se nota, tiene mundo. Aparece con copas de Champagne para dar inicio a la “Ceremonia”, a partir de ese momento surgen platos que se depositan en una gran mesa de living que no solo sorprenden por el gusto, sino también por su creatividad.
Al bajar unos escalones aparece la gran mesa donde cómodamente entran 12 comensales, ya sean conocidos entre ellos o no, y creo que ese es el gran desafío. Es algo así como llegar a un cumpleaños y conocer solo al agasajado.
La mantelería, la vajilla, la platería y el hecho de comer con velas, te remontan a las grandes mesas en un ambiente totalmente moderno y descontracturado.
Allí todo se prepara en el lugar, desde el pan a los grissini, los fiambres y embutidos. Los platos presentados son increíblemente cuidados, hechos con delicadeza y un gran compromiso hacia los invitados de esa noche.
Altamente recomendable, para ir solo, con tu pareja, con amigos o para festejar algún acontecimiento. Es fácil de llegar, se encuentra en la Av. Félix U. Camet y Constitución, frente al mar, en una zona con custodia permanente, sobre todo en estos tiempos en donde la seguridad es un plus a la hora de salir.
Pueden encontrar las opciones de menú tanto en Facebook: lodeclaudiomdq, o en la web: www.lodeclaudio.com.ar
Para tener en cuenta no abren todos los días solo unos pocos al mes, por lo que las reservas se agotan rápidamente.
